El reflejo

reflejo mujerNo podía quitárselo de la cabeza. Volvió a mirarse una vez más en el espejo del dormitorio esperando cazar un nuevo desfase entre sus movimientos y los de la figura que tenía delante. Ese acoso a sí misma le atormentaba hacía días. Los escaparates, los marcos brillantes de los cuadros, las fotos, los azulejos, los charcos… Todo destello resultaba amenazante. Se sentía observada y con cada imagen devuelta, un pellizco en el estómago y un escalofrío momentáneo. Como si una parte de ella se quedara encerrada en cada uno de los reflejos a su paso.

El corazón empezó a acelerársele al recordar todo aquello. Sintió terror. ¿Sería posible? Se giró bruscamente hacia la pared y se metió en la cama, paralizada por el miedo que crecía por momentos. De pronto, la luz del flexo parpadeó tres veces antes de fundirse. El dormitorio quedó completamente a oscuras y un frío repentino recorrió su cuerpo como una descarga, de los pies a la cabeza. La taquicardia iba en aumento. Se tapó, rápido, bajo el edredón. Casi no podía respirar. Notaba el calor de su aliento entrar y salir agitado.  Algo estaba a punto de sucederle. Sintió pánico. Quería llorar. Quería gritar. Pero no podía. De un golpe brusco se sacudió el nórdico y buscó la luz de la mesita del otro lado. Funcionaba. El cuarto se iluminó. El pánico parecía haberse quedado en pausa. Puede que solo fuera su imaginación… Vacilante, levantó la vista buscando la calma de nuevo en el reflejo del espejo. Sí, allí estaba, aunque todavía oculta, respirando con ansiedad bajo el edredón, atenazada por el miedo.

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